jueves, 20 de agosto de 2009
(y así fue como)
Caminábamos ausentes, visiblemente afectados por los pensamientos.
Abrí una cajetilla, la última, la última. Encendí un cigarrillo, el último también.
Miré las enredaderas en las paredes, los árboles a ambos flancos con las ramas indecentemente enredadas, las hojas perfectas, diminutas y verdes.
Mis intenciones no estaban claras, al menos yo no sabía qué pretendía hacer. Uno suele olvidarse. Uno siempre olvida. Y ese día mi mente se congeló y no supe qué decir. Quizá estaba muy envuelta en mis pensamientos. Quizá otra vez inventando sueños, inventando cielos. Quizá otra vez me enredé en cada centímetro de mi noche fría, como uno cuando se marchita como una flor o cuando cae agua sobre la tacita de café, por ¿error?
Dieciocho de junio, impasible ¿Quién?
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2 comentarios:
waa tas in love
siento que te acompaño, que estoy ahí, que no pìenso en nada pero escucho tu silencio.
No sé, me gusta mucho. Te sigo.
Aabrazo del REL
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