Es fácil saborearte mientras llueve.
En tu lengua degustaré gotas de alcohol, desordenarás mi pelo
y te diré que no
mil veces.
Aunque sería mejor huir, llorar, gritar, matar.
Debí advertirle que me hacía daño,
que el fin siempre deja heridas en el alma,
- y que existe el fin -
pero me dejé llevar por un beso-engaño,
por un anzuelo...
Ahora me gusta caminar con él, comer con él, comer de él.
Hambre voraz, heliogábalo de carne.
¿Por qué acariciarte con dulzura?
si esto me hace sentir que las estrellas caen del cielo y agonizo bajo la piel alterada que cubre mis huesos.