domingo, 10 de abril de 2011

Nueve

¿Y ahora quién mirará a través de tu ventana?

En la cocina de tu casa siempre eran las diez y cincuenta de la noche.  Tus pestañas yo me las antojaba humilladas, fondue.  Quizá seas el mismo cabrón insensible echado sobre mis piernas y yo siga siendo la misma lorna patética dilatándonos un poema con los dedos sobre tu alfombra.



Y es que la vida se nos volvió tan cuadrada…

Loco mío, loco suelto, ¿te solté a tiempo? ¡te solté a tiempo!


Y cuando paso por tu casa ya no siento cosquillas.